La Fundación Labaca fue creada por los hermanos Ricardo y Ángela Labaca.

La Fundación Labaca fue creada por los hermanos Ricardo y Ángela Labaca. El origen de la Fundación lo encontramos en la experiencia adquirida por Ricado en su estancia en Granada como magistrado de la Audiencia Provincial, fue allí donde conoció a finales del siglo XIX, al sacerdote Andrés Majón, quien por entonces se dedicaba todos sus esfuerzos a su gran sueño, la reforma de la enseñanza primaria. Este sueño se plasmaría en las Escuelas del Ave-María cuyo modelo educativo se basaba en el aprendizaje a través del juego, al aire libre y en interacción con la naturaleza.

Ricardo a su regreso a la ciudad de A Coruña y con la inestimable ayuda de su hermana Angela comenzó a principios del siglo XX a planear la creación de una escuela al modo manjoniano dirigida a los más desfavorecidos del barrio de pescadores de Santa Lucía.

La Fundación fue constituida como institución benéfico-social el 21 de junio de 1916, y es a partir de entonces, cuando empieza su labor docente en el emblemático edificio diseñado por el arquitecto Leoncio Bescansa, uno de los más prestigiosos de su tiempo, que seguía el estilo del genio del modernismo, Antonio Gaudí. Las Escuelas Labaca se convirtieron en una de las muestras del neogótico en la ciudad, con su estilizada torre central, que resalta entre los anodinos edificios que pueblan hoy la calle Juan Flórez.

En la primera etapa las escuelas se constituyeron no solo en una oportunidad educativa para los niños sino para todos los habitantes del barrio. En 1923, con una matrícula de 250 alumnos, se organizaban numerosas veladas teatrales y culturales que favorecían la labor formativa de los alumnos y familiares. En este momento al edificio principal de Leoncio Bescansa, que aún acoge hoy la biblioteca y el aula de informática entre otras dependencias, se le añadió un amplio y magnífico edificio con un teatro y una capilla, hoy desaparecida.

A principios del año 1925 se comenzaron a impartir clases nocturnas para ex-alumnos y al año siguiente salía a la calle a Banda Juvenil de Música integrada totalmente por niños del colegio obteniendo el primer premio en los certámenes escolares de Bandas de Música de la época. El colegio distribuía mensualmente la publicación “El Avemariniano Coruñés” realizada por maestros y alumnos, de la que dicen las crónicas “que llevaba a los hogares de la comarca las saludables enseñanzas de la escuela” y también se celebraban eventos como las exposiciones anuales de trabajos del alumnado que convertían al colegio en un centro divulgativo.

Estos magníficos procedimientos pedagógicos y metodológicos de esta institución aparecen reconocidos unánimemente en numerosos artículos de la época. Sin embargo, con la terrible convulsión social de 1936, se inicia en la institución un período de decadencia que sin responder a razones estrictamente pedagógicas, va culminando con el cierre de las Escuelas en el año 1950. Pero será al amparo de la Orden Ministerial de 24 de noviembre de 1966 cuando nuevamente se inicien las actividades docentes en las Escuelas Labaca, reabriendo las puertas convertidas en una escuela escalonada, es decir, en la que los alumnos estaban separados según su edad. Al poco tiempo, la entrada en vigor de la Ley General de Educación impone la adaptación de los centros escolares a los requisitos estructurales y funcionales de la nueva Ley por lo que la Fundación Labaca, que no cuenta con de medios económicos para atender los ciclos completos de enseñanza obligatoria, cede las instalaciones escolares al Ministerio de Educación.